ANEMIA INFECCIOSA AVIAR
Vacunación y monitoreo serológico

El virus de la anemia infecciosa aviar (CAV) causa pérdidas económicas relevantes a la avicultura en todo el mundo, que se asocian a un incremento de la mortandad, reducción del desempeño de las aves, mayor irregularidad de los lotes e incremento en los decomisos en la planta de faena. Adicionalmente, la inmunodeficiencia inducida por CAV ha sido asociada al aumento en la severidad a otros virus, bacterias y parásitos.

Por MV Lucas Sara, Servicios Técnicos de Ceva Salud Animal – lucas.sara@ceva.com


La enfermedad fue descripta inicialmente en Japón en 1979. En Europa fue detectada en 1981 y en Estados Unidos en 1989. Posteriormente, se ha detectado el agente causal o se hallaron evidencias serológicas de su presencia en la mayor parte de las regiones del mundo con una avicultura industrial desarrollada.

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El agente causal de CAV es un virus ADN pequeño, no envuelto y altamente resistente en el medio ambiente. Sus características biológicas y de diseminación dificultan seriamente las posibilidades de su erradicación de los planteles avícolas. La capacidad de CAV para ser transmitido por vía vertical, es decir, desde la madre a su progenie, y además, por la vía horizontal (principalmente oral) permitió la diseminación del virus por todo el mundo.

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No se han detectado diferencias antigénicas entre las cepas de CAV. Es decir, empleando pruebas serológicas rutinarias no ha sido posible establecer diferencias entre las cepas de virus hasta ahora aisladas. Sin embargo, se ha establecido que existen diferencias en la patogenicidad o capacidad para generar enfermedad entre las diferentes cepas del virus aisladas.

Múltiples investigaciones han demostrado que el virus es inmunodepresivo, especialmente en aves jóvenes. Liang y colaboradores describen una marcada reducción del porcentaje de células CD4 y CD8 en el timo de aves de 14 a 21 días afectadas por CAV. Por otro lado, actualmente existe evidencia que indica susceptibilidad aumentada contra infecciones virales (IBDV, IBV y NDV), bacterianas (dermatitis gangrenosa) y fúngicas así como una respuesta disminuida a la vacunación frente a la enfermedad de Marek.

Debido al continuo incremento en el tamaño de las empresas avícolas, la reutilización de la cama se ha vuelto un manejo rutinario en las granjas avícolas comerciales, por lo tanto, la limpieza y desinfección de los galpones se realiza más esporádicamente y el tiempo de descanso y vacío sanitario ha disminuido ostensiblemente. Estos factores contribuyen a que en el ambiente de los lotes de aves comerciales su exposición a CAV sea inevitable.

El control

El control de CAV se basa en el conocimiento de que aves con anticuerpos contra CAV se encuentran protegidas contra el desafío de campo. Como la enfermedad afecta a las aves durante las primeras semanas de vida y el desafío se inicia inmediatamente después que las aves son alojadas en los galpones, la estrategia de prevención está orientada a inmunizar las aves reproductoras y, de esta manera, proveer anticuerpos maternos a la progenie, que los protegerán durante las primeras semanas de vida.

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En la actualidad, existen vacunas con virus vivo atenuado que se administran durante la etapa de crianza de las reproductoras, permitiendo el desarrollo de protección mediante la producción de anticuerpos frente a CAV en las aves. Estas inmunoglobulinas serán transferidas en forma pasiva durante todo el ciclo productivo a la progenie.



El monitoreo

Considerando la importancia de los niveles de anticuerpos específicos contra CAV en la protección adecuada de la progenie, el monitoreo serológico es imprescindible.

En la actualidad, las diferentes pruebas de ELISA disponibles permiten obtener datos para realizar una estimación representativa del estatus inmunológico de los lotes. En términos generales, existen dos tipos de prueba de ELISA disponibles en el mercado; un ensayo de ELISA competitivo y un ensayo indirecto. La prueba de ELISA competitiva se fundamenta en la competencia que se produce entre los anticuerpos presentes en el suero de las aves y los anticuerpos específicos contra CAV marcados (provisto en el kit) por el antígeno contenido en la placa. Por lo tanto, mientras mayor sea la concentración de anticuerpos en las aves, menor cantidad de anticuerpo marcado se une al antígeno, y la lectura de densidad óptica del medio es menor. Por el contrario, menores concentraciones de anticuerpos en las aves determinan mayor unión del anticuerpo marcado y detección de densidades ópticas mayores. En la prueba de ELISA indirecta la concentración de anticuerpos en las aves es directamente proporcional a la lectura de densidad óptica.

Algunos aspectos relevantes a tener en consideración al realizar monitoreo serológico por ELISA incluyen el tamaño de la muestra, la dilución de la muestra de suero y el momento en que se realiza el monitoreo.

Respecto al tamaño de la muestra, la Asociación Americana de Patólogos Aviares (AAAP) sugiere un mínimo de 20 muestras en el caso de pollos de engorde y un mínimo de 30 muestras de suero en el caso de lotes de gallinas reproductoras a ser empleado para obtener una adecuada representatividad del estatus serológico de aves comerciales. Tamaños de muestra inferiores a los sugeridos, particularmente en el caso de CAV, pueden determinar la falta de detección de reproductoras negativas, que aunque fuera reducido, se infectará durante la etapa de postura y transmitirá verticalmente la infección a un porcentaje de la progenie.

El adecuado monitoreo serológico permite evaluar el plan de vacunación implementado en gallinas reproductoras. Las reproductoras con ausencia de anticuerpos son proclives a infectarse durante la producción y producir progenie positiva a CAV. A su vez, los pollos infectados verticalmente podrán transmitir la enfermedad a otros pollos que presenten concentraciones de anticuerpos maternos sub-óptimos.

Otro problema frecuente es el uso de la correcta dilución del suero al realizar la prueba de ELISA. En este aspecto, se deben considerar las recomendaciones del proveedor respecto a la dilución a utilizar al momento de evaluar aves vacunadas (1/100) o aves no vacunadas (1/10).

Finalmente, el momento del monitoreo en reproductoras es relevante. En base a diferentes experiencias en la evaluación de la respuesta inducida luego de vacunación, el primer muestreo deberá realizarse entre 4 a 6 semanas post-vacunación. Luego es aconsejable monitorear las reproductoras entre las 25 y 40 semanas de vida y nuevamente después de las 50 semanas para tener una idea clara sobre el nivel de protección que está recibiendo la progenie durante las diferentes etapas del ciclo.

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