Por Dr. Hugo Ugartemendía, Servicio Técnico Rumiantes, Ceva Salud Animal
El Carbunclo Bacteridiano o Antrax es una enfermedad causada por la bacteria Bacillus anthracis.
Enfermedad infecciosa, presente en todos los continentes, excepto en la Antártida, siendo susceptibles a ella todos los mamíferos, particularmente los rumiantes y también el hombre. Esta condición hace que se la cuente entre las llamadas zoonosis -enfermedades de los animales trasmisibles al hombre-.
Los primeros indicios históricos de esta enfermedad los encontramos en referencias bíblicas, como Éxodo, capítulos 7 a 9, donde Moisés anuncia la quinta y sexta plaga de Egipto, que exterminaron al ganado. También en la antigüedad, se la menciona en India, Grecia y el Imperio Romano.
En forma casi contemporánea, Koch y Pasteur, ya en la segunda mitad del siglo XIX, determinan la naturaleza bacteriana de la infección y el ciclo completo de la enfermedad. Finalmente, Pasteur en 1881, demuestra la eficacia de la vacunación.
La primera referencia descriptiva de la enfermedad en nuestro país la hace Francisco Javier Muñiz en 1847. Luego, en 1882, José Hernández en “Instrucción del Estanciero, hace mención de ella.
En condiciones ambientales no favorables, fuera de un organismo vivo, el Bacillus anthracis adquiere una forma de resistencia denominada esporo, que puede permanecer durante décadas en la tierra u otros lugares infectados, hasta el momento en que, encontrando nuevamente condiciones favorables e ingresando a un animal huésped, germina y recupera su capacidad infectiva.
La bacteria puede ingresar al organismo por ingestión, inhalación o por heridas cutáneas. En el caso de los rumiantes, la más común es la digestiva, en la que los esporos son vehiculizados por pastos o forrajes.
El Carbunclo Bacteridiano, siempre mortal en los rumiantes, suele presentarse clínicamente en forma sobreaguda o aguda. En la primera, la muerte sobreviene en forma súbita, generalmente sin signos clínicos aparentes. En la segunda, la muerte se da entre las 48/72 hrs., con signos previos de decaimiento, fiebre y frecuentemente con arrojamiento sanguinolento por los orificios naturales. El tratamiento curativo con antibióticos en los rumiantes es de casi nula eficacia, debido al curso rápido de la enfermedad.
Los animales muertos por Carbunclo Bacteridiano se edematizan y se descomponen rápidamente. Aún sin diagnóstico asertivo, es fácil sospechar la causa de su muerte al observarlos. En estos casos, es absolutamente desaconsejable, abrir al animal o cuerearlo sin las debidas precauciones. Toda maniobra en estos animales, deberá efectuarlo un profesional veterinario. En todo caso, lo aconsejable es, incinerar el cadáver en forma total o el enterramiento sin traslado alguno, a profundidad y cubierto de cal viva.
En el hombre, la bacteria puede ingresar al organismo por las tres vías mencionadas. Clínicamente puede presentarse en forma cutánea, intestinal o respiratoria. La primera es la más común (grano malo), particularmente en personal de establecimientos de campo. La segunda es menos frecuente. La tercera se daba antiguamente en los cardadores de lana, por inhalación de esporos. Existe una forma meníngea, menos frecuente y siempre secundaria a alguna de las anteriores.
Últimamente, el Bacillus anthracis estuvo vinculado al bioterrorismo, con motivo de los atentados terroristas en Estados Unidos.
No obstante contar con una herramienta muy efectiva para la prevención del Carbunclo Bacteridiano, como es la vacunación en Argentina, inexplicablemente, esta enfermedad conserva aún su carácter endémico, provocando grandes pérdidas en la ganadería. Los casos se dan, siempre, en rodeos no vacunados. Debido a que el Bacillus anthracis adopta mediante la forma de esporos, resistencia por décadas en el medio ambiente, los campos quedan siempre con la infección latente, por lo que la prevención mediante la vacunación se hace imprescindible.
Ceva Salud Animal ofrece dentro de su línea, CARBODOS, vacuna para la prevención del Carbunclo Bacteridiano, formulada con la Cepa Sterne, única autorizada por SENASA y cuya aplicación debe hacerse siempre bajo supervisión del médico veterinario.
CARBODOS está indicada para bovinos, ovinos y porcinos, aconsejando su aplicación a todos los animales a partir de los tres meses de edad, con revacunación anual. En zonas de alta infecciosidad se recomienda revacunar cada seis meses.