La Queratoconjuntivitis infecciosa bovina (QIB) es una enfermedad infecciosa de etiología multifactorial que, si bien afecta animales jóvenes, puede manifestarse clínicamente en todas las categorías de bovinos. Está caracterizada por lagrimeo, inflamación de párpados, formación de "nube" blanco amarillenta de pocos milímetros en la córnea hasta ocupar todo el ojo; este proceso puede demorar una semana en avanzar en un animal, y en el transcurso de un mes pueden presentar síntomas hasta el 80% del lote.
La gravedad de la enfermedad depende de los agentes infecciosos actuantes, observándose a campo los cuadros más severos cuando actúa Moraxella bovis en forma combinada con herpes virus bovino (virus de IBR), Branhamella ovis y Chlamydias. No obstante, deben presentarse distintos factores epidemiológicos que se suman a los agentes infecciosos, como estrés, condiciones ambientales, físicas y biológicas.
En nuestro país, la QIB se presenta en rodeos de cría, invernada, tambos y feedlot. De todas formas, cuando se presenta clínicamente ocasiona serias pérdidas económicas asociadas a pérdida de productividad durante la enfermedad, costo de tratamientos y mayor demanda de mano de obra del personal de ganadería.
La enfermedad puede ocurrir en cualquier época del año. Aunque ocurre con más frecuencia en verano y primavera - cuando afloran factores predisponentes tales como la radiación ultravioleta, poblaciones de moscas y agentes microbianos-, también se han descripto casos en invierno.
Los factores que favorecen la presencia y severidad de los brotes son el incremento del fotoperiodo, desecamiento de la superficie corneal, irritación causada por el polvo, pastos altos, vectores que favorecen la transmisión mecánica del agente etiológico, el estrés, factores raciales -párpados despigmentados- y la deficiencia de vitamina A, que causa lesiones en los epitelios, es tal vez una de las mayores causas predisponentes.
El estrés que provoca el destete de animales con destino a invernada en establecimientos alejados, junto con el cambio de alimentación, el transporte y las maniobras de manga pueden predisponer a la enfermedad. Si bien Moraxella bovis es el agente aislado con más frecuencia de animales con QIB, hay varios factores involucrados en la patogénesis de la enfermedad. El ambiente, la estación del año, la presencia de patógenos asociados, la cepa de Moraxella bovisactuante y la respuesta inmunitaria del hospedador condicionan la ocurrencia y severidad clínica de la QIB. Esta enfermedad es altamente contagiosa y se difunde rápidamente dentro de un rodeo.
La enfermedad se transmite por contacto directo entre los animales a través de las descargas oculares y nasales, siendo las moscas un vector importante. La conjuntiva es la puerta de entrada más probable de la infección, y los animales infectados probablemente se comporten como portadores. El curso de la enfermedad normalmente es agudo y tiende a difundirse rápidamente dentro de un rodeo. Es frecuente observar un período de incubación de dos a tres días, aunque se registran intervalos más largos hasta de tres semanas después de inoculación experimental de las bacterias.
La alta contagiosidad de QIB determina que en pocas semanas se observe una gran cantidad de animales enfermos. El desarrollo de vacunas con un alto estándar de calidad que incorporan antígenos, permite controlar el problema paulatinamente. Es necesario recomendar el manejo de los animales evitando la exposición a algunos factores predisponentes como complemento de una adecuada estrategia de vacunación.
Ceva Salud Animal ofrece dentro de su línea de biológicos, IBR-QUERATO L, una vacuna contra la Rinotraqueitis Infecciosa y Queratoconjuntivitis Infecciosa Bovina. Esta vacuna constituye un recurso ideal para la prevención de ambas enfermedades y cuenta con el virus de la rinotraqueítis bovina, que actúa como predisponente, y aún como agente primario de las conjuntivitis catarrales. Es de administración subcutánea y su aplicación corresponde a dos dosis con intervalo de 20-30 días a partir de los tres meses de edad o un mes antes de la incidencia estacional.
Se deberá tener siempre presente que cada establecimiento ganadero es una realidad sanitaria distinta. Por tal motivo, el asesoramiento oportuno y adecuado del Médico Veterinario es una condición indispensable.
Fuente: Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires.