A partir del aumento de los casos de laringotraqueitis infecciosa aviar (LTI) reportados en los últimos meses en nuestro país, surge la necesidad de analizar los aspectos epidemiológicos relevantes junto con las herramientas de prevención y control de esta enfermedad viral aguda y altamente contagiosa que afecta el tracto respiratorio y el desempeño de las aves.
La LTI es una enfermedad causada por un herpesvirus cuyas características son latencia, persistencia y reversión de la virulencia y donde la gravedad de los signos clínicos y la mortalidad variarán ampliamente en función del estado inmunitario del lote, edad de las aves, virulencia de la cepa junto a una serie de factores predisponentes entre los cuales se encuentran: problemas de manejo, alta densidad de aves en las instalaciones o en una región, alojamiento de aves de distintas edades en el mismo lugar, transporte prolongado, temperaturas extremas, muda forzada y enfermedades concurrentes como afecciones respiratorias causadas por diferentes agentes infecciosos.
Otro factor de relevante importancia es la capacidad que el virus posee para permanecer en forma latente en el nervio trigémino y en la mucosa de las vías respiratorias de las aves recuperadas de la manifestación clínica de la enfermedad. Cuando estas aves sufren algún tipo de estrés eliminan el virus en forma intermitente.
La LTI es una enfermedad de distribución mundial que se encuentra incorporada en el listado de enfermedades de declaración obligatoria de la Organización Mundial para la Sanidad Animal (OIE) y su presentación es frecuente en zonas de concentración de aves. Como la enfermedad no tiene tratamiento, la prevención y el control son fundamentales para reducir las pérdidas causadas. Las medidas de manejo adoptadas en el programa de bioseguridad establecido son esenciales para reducir la propagación del virus a partir de una granja a otra y se consideran fundamentales en el control de LTI.
Desde hace años, la infección por el virus de LTI se intenta controlar mediante el uso de vacunas vivas. El programa de vacunación con este tipo de vacunas presenta limitaciones debido principalmente a que determinadas cepas vacunales de virus de LTI ocasionalmente podrían mutar y provocar graves brotes, lo que contribuye a la propagación de la enfermedad. La infección o vacunación a campo con VLTI a menudo resulta en la aparición de animales portadores y por lo tanto se vuelve extremadamente importante evitar el contacto entre animales vacunados o recuperados con animales susceptibles.
Existen vacunas vivas atenuadas elaboradas en embrión de pollo (CEO) y en cultivo de tejido (TCO). Las vacunas elaboradas en embrión de pollo poseen mayor invasividad que las elaboradas en cultivos celulares, pero presentan mayor riesgo de reversión de la patogenicidad residual, motivo por el cual se limitó su utilización en nuestro país. Respecto a la vacuna elaborada en cultivo celular, esta vacuna contiene virus atenuado muy suave con menor riesgo de presentación de reacciones, reversión de la patogenicidad y diseminación de la enfermedad pero debido a la necesidad de su aplicación en forma individual en aves en producción (gota ocular) su utilización se ve limitada en función del volumen aves en los sistemas convencionales de producción.
El lanzamiento de vacunas contra VLTI genéticamente incorporado por ejemplo a la vacuna de viruela aviar (Vectormune® FP-LT) brinda a la industria la posibilidad que la enfermedad pueda controlarse en forma más eficiente.
Este tipo de vacunas recombinantes resulta en una respuesta inmune contra ambos agentes, por lo tanto generará protección frente al virus vector así como contra el antígeno incluido en el vector sin necesidad de utilizar al agente vivo causal de la enfermedad; por este motivo una de las principales ventajas de este tipo de vacuna es que no habrá establecimiento de aves portadoras con virus latente de LTI en el organismo. Por otro lado, con estas vacunas no se presentan reacciones post-vacunales propias de las vacunas a virus vivo que puedan afectar el desempeño productivo de las aves ni existe riesgo de reversión de la virulencia.
Como se explicó, no es posible erradicar el VLTI con las herramientas tradicionales de control disponibles. El curso de la enfermedad y la propagación viral depende del control de numerosos factores predisponentes extrínsecos e intrínsecos al huésped y al virus. Por lo tanto, es evidente la necesidad de disponer de métodos para controlar la enfermedad a través de un correcto plan vacunal junto con el adecuado programa de bioseguridad.
*El autor del artículo es el Med.Vet Lucas Sara, Representante Técnico Avícola de Ceva Salud Animal.