En la primera parte de esta breve reseña histórica describimos el desarrollo de las vacunas a virus vivo originalmente utilizadas para la prevención de la enfermedad de Newcastle. En las etapas iniciales se seleccionaron cepas mesogénicas y lentogénicas para el desarrollo de vacunas, las cuales si bien lograban controlar eficazmente la enfermedad, presentaban diversos efectos adversos relacionados con las cepas virales seleccionadas. En función de estos aspectos la industria avícola comenzó a preocuparse por utilizar no sólo vacunas eficaces, sino también suficientemente seguras para evitar el impacto negativo sobre el desempeño productivo de las aves relacionado con el uso de vacunas vivas de Newcastle. Como resultado de la investigación, desde hace algunos años la industria dispone de nuevas herramientas más seguras y eficaces para una adecuada prevención de la enfermedad.
Vacunas apatógenas enterotrópicas
Como primera alternativa a las vacunas con cepas lentogénicas clonadas, fueron desarrolladas vacunas de Newcastle con cepas virales que se replican no sólo en el tracto respiratorio, sino también en el intestino, preservando la integridad del sistema respiratorio. Este tipo de vacunas se clasifican como apatógenas enterotrópicas y las cepas vacunales son PHY.LMV.42, Ulster 2C y V4. Estas cepas se caracterizan por tener un muy bajo índice de patogenicidad intra-cerebral (IPIC), y por lo tanto inducir mínimas reacciones post-vacunales.
Los inconvenientes habituales vinculadas con reacciones post-vacunales fueron resueltos en gran medida gracias a estas nuevas cepas apatógenas, lo que permite vacunar de manera segura mediante aplicación por spray con el fin de desencadenar una óptima respuesta inmune local. Cabe destacar que por la seguridad de las cepas apatógenas enterotrópicas, se puede aplicar a pollitos de un día en planta de incubación.
Vacunas Vectorizadas
Las vacunas vectorizadas pueden ser brevemente definidas como el producto originado del proceso donde uno o más genes de un microorganismo (llamado donante) se insertan en el genoma de otro microorganismo (llamado vector). De esta manera, los antígenos inmunogénicos de los dos organismos se presentan al sistema inmune del animal por la replicación del vector, generando inmunidad contra ambos agentes patógenos: el vector y el donante.
Actualmente, existen dos tipos diferentes de vacunas vectorizadas contra la enfermedad de Newcastle. El primero utiliza el virus de la viruela aviar como vector y contiene en su ADN genes que codifican la proteína HN (Hemaglutinina-Neuraminidasa). Este producto se ha usado comúnmente en los pavos. El segundo producto utiliza el herpesvirus de pavos (HVT) y contiene en su ADN los genes que codifican para la proteína F (Fusión) y se utiliza en pollos, ponedoras comerciales y reproductores.
La vacuna vectorizada HVT-ND induce una protección muy fuerte contra la enfermedad de Newcastle y por lo tanto reduce significativamente la eliminación viral al ambiente. Es extremadamente segura, ya que no se expone los pollos a virus vivo de Newcastle. Por otro lado, no hay ninguna interacción con otras vacunas respiratorias vivas, tales como la Bronquitis Infecciosa.
Conclusiones
Desde los primeros días de la avicultura, la prevención de la mortalidad de las aves en relación a la enfermedad de Newcastle es de vital importancia para los productores. Tanto en áreas endémicas como en regiones de menor desafío, la prevención de esta enfermedad mediante planes de vacunación seguros y eficaces es esencial. Diversos tipos de vacunas vivas están disponibles comercialmente; desde vacunas altamente reactivas con cepas mesogénicas hasta vacunas extremadamente seguras como las vectorizadas. Esta evolución muestra claramente que los investigadores deben están atentos a las demandas de la industria.
Sin embargo, aun teniendo vacunas muy eficaces en el mercado, la vacunación por sí sola es insuficiente para controlar este tipo de enfermedad. Estrictas normas de bioseguridad y procedimientos de higiene son esenciales para cualquier programa efectivo de prevención de la enfermedad de Newcastle.
*Autor: Med. Vet. Lucas Sara, Ceva Salud Animal.